Cuando Laurent Chéhère decidió abandonar su trabajo en el sector de la Publicidad e ir a dar la vuelta al mundo ya le movían dos de sus grandes pasiones: la fotografía y viajar. Los paisajes que vió, la gente a la que conoció y las experiencias que vivió, le sirvieron para alimentar su inspiración y poder plasmar en su obra su particular visión del mundo: elevar a extraordinario la cotidianidad que nos rodea.
De ahí nació Flying Houses, una colección de fotografías de casas y edificios voladores de los barrios parisinos de Belleville y Ménilmontant.
Las fotografías, que nos hacen pensar en la casita de la película Up, consiguen mostrarnos la belleza escondida en la arquitectura urbana: balcones, graffitis, ropa tendida, ventanas indiscretas, azoteas, carpas de circo,... Todo cobra un aire de realismo mágico que nos invita a ver el mundo que nos reodea con otros ojos. Más curiosos, más aventureros, más dispuestos a levar anclas y surcar con tu propia casa otros cielos azules.
El fotógrafo francés asegura que su verdadera inspiración para este proyecto fue la película francesa The red ballom (1956).
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