JUGAR CON EL PAPEL




Pasamos horas diseñando, preparando textos, retocando imágenes y haciendo artes finales para imprenta. Porque mucho de nuestros proyectos acaban en el papel. Así que no es de extrañar que nos sintamos fascinados por este soporte en el que acaban volcados los resultados de horas de trabajo.



Gramajes, acabados, dobles tintados, brillos, texturas, resistencias,... para nosotros un muestrario de Fedrigoni es un paraíso de oportunidades y cualquier sección de papelería la posibilidad de nuevas manualidades.

Pero más allá del trabajo nos encanta el papel no sólo como soporte, sino como elemento en sí mismo: cómo algo plano puede convertirse en todo un mundo tridimensional. Ya sea mediante pliegues, o a partir de cúter, cola y horas de paciencia. Sea como sea, el resultado es impresionante y las posibilidades tan infinitas como lo sea tu imaginación.

La artista Helen Musselwhite, por ejemplo, crea sus propios mundos superponiendo una capa de papel tras otra, cortando cada una de ellas con la meticulosidad de un cirujano e inspirándose básicamente en la naturaleza. En cierta manera el papel vuelve a su orígen.


Helen Musselwhite


Por su parte Jennifer Collier, prefiere reproducir elementos cotidianos a escala real hechos con papel, lo que para ella es a la vez la inspiración y el soporte de su trabajo, ya que "la narrativa de los libros y los papeles le sugieren esas formas". Así consigue crear una máquina de escribir a través del papel de periódico, una cámara fotográfica con los mapas de los lugares en los que ha estado o una máquina de coser a partir de unos patrones.


Jennifer Collier


Y el trabajo de Yulia Brodskaya es auténtica escultura en papel. Es impresionante ver cómo la tipografía, normalmente impresa, salta de su soporte y se convierte en algo tangible, lleno de color y filigranas extremas sin necesidad de tinta.



Yulia Brodskaya
Pero no hace falta irse fuera para encontrar excelentes trabajos con el papel como base. Recuerdo a Gerard  Miró, del estudio LoSiento hacer en directo una letra de su alfabeto papirofléxico EMPO, durante una conferéncia en el Blanc Festival 2011. Nos contaban que cada una de las letras era un cuidadoso cálculo matemático de pliegues y cortes, el resultado de ensayo-error. Equivocarse, caer y volver a levantarse. 

Con todos estos referentes y la inquietud en la punta de los dedos, hubiera sido extraño que no hubiéramos cogido las tijeras, el lápiz y montones de papel para hacer nuestras propias pruebas. Así que hace poco menos de un año Elvira se puso manos a la obra con la idea de hacer la felicitación de Navidad. Ensayo y error, horas de trabajo y dedos llenos de cola. Pero visto por el lado bueno el papel es relativamente barato y el resultado realmente valió la pena.






Al final todo depende del color del papel con el que se mire. Así que elegid uno que os guste y ¡disfrutad!

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