Por ello aparecieron empresas como la Independent Studio Services, encargadas de crear marcas ficticias para el cine y la televisión. Ellos crearon (entre otros) los cigarrillos Morley, con una gráfica que fácilmente recordaba a las cajetillas de Marlboro. Esa similitud les costó ya algunas disputas, pero eso no impidió que personajes de “Lost”, “Heroes” o “X-files”, fumaran Morley.

Pero todos ellos le deben homenaje a uno de los primeros que usó estas marcas que nunca existieron: ya en 1944, Hitchcock (a quién le gustaba hacer cameos en todas sus obras) colocó en su película “Náufrago” un periódico con un anuncio de Reduco, un milagroso tratamiento adelgazante en cuya publicidad podemos reconocer a su modelo. El mismo anuncio aparecería también en “La Soga”.
Empresas imposibles como una fábrica de monstruos asusta-niños, un parque temático de dinosaurios o una empresa que construye armaduras del super héroe Ironman también necesitan su nombre, Monsters Inc., Jurassic Park y Stark Industries.
En ocasiones la trascendencia de estas marcas creadas para la pantalla ha llegado a ser tan importante que el producto ha traspasado la frontera de lo ficticio para competir en el mercado real. Así podemos comer gambas en el Bubba Gump Shrimp Co (“Forrest Gump”), beber una cerveza Duff (“Los Simpson”) o endulzarnos el día con los chocolates Wonka (“Charlie y la fábrica de chocolate”).



Y es que a veces la ficción supera la realidad. Y si no que le pregunten al pobre Coyote, que sigue confiando en los productos marca Acme para cazar al Correcaminos.
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